miércoles, 16 de febrero de 2011

Leo Abadía descubre como los ricos aprenden a parecerlo

"Escuela para millonarios" es un entretenido y original libro donde Leonardo Abadía Jordana (Leo Junior)cuenta las curiosidades de su Programa de Formación Individual (PFI) para que los hijos de multimillonarios aprendan a gestionar las empresas que heredarán.
Sus alumnos son ricos y muy peculiares.  De ahí la curiosidad del libro.
Un alumno que no quería dar clases con un profesor porque odiaba sus corbatas, otro que invita a Abadía a un circuito de carreras con Porsches o aquel que no podía ir a clase porque tenía que quedarse en casa a probar un helicóptero nuevo son algunas de las divertidas historietas que "Escuela para millonarios" de Editorial Espasa narra. Muchas son ridículas "pero es que sus vidas lo son", comenta Abadía.

Abadía lleva 23 años basándose en una enseñanza donde "lo que se trata es del tú a tú".
Ser buena persona, tener dinero y saber leer y escribir son los requisitos que Leo, como tutor, exige para aceptar un nuevo alumno, "tengo 202 antiguos alumnos y 4 en marcha pero igual no he aceptado a 200 más porque no eran buenas personas o no tenían nivel".
Sus aprendices son gente con oportunidades y nivel adquisitivo pero tienen tanto dinero como "falta de autoestima y motivación".
"Esta gente no tiene hábitos de trabajo, no le han inculcado esfuerzo,tienen dinero y complejos porque nunca serán como su papá", comenta Abadía quien asegura que los protagonistas de su libro son buenos y sufren mucho porque les falta conexión con la realidad.
El dicho de aquel que "era aquel tío tan obre tan pobre que sólo tenía dinero" se acerca mucho a esta realidad.
Los alumnos recurren a este curso porque ven que se acerca el momento de hacerse cargo de la empresa y no están preparados "porque les falta algo, ese algo lo tienen ellos dentro y yo lo pongo en marcha,es una conjunción de muchas cosas".
La edad de los 202 alumnos que han pasado por la escuela oscila entre los 19 y 55 años, aunque la mayoría tienen entre 25 y 35 años. "La media aumenta por los directivos que no tiene tiempo y quieren aprender aunque sea un domingo por la tarde en su casa". Entonces Le, monta un tinglado y consigue que un domingo por la tarde haya clase sea donde sea, incluso en otro país.
En España hay 70 profesores para esta escuela. Son directivos que han pasado por una escuela de negocios y entiendan el sistema del FPI, donde todo se forma alrededor de los alumnos y si hay que ir a su casa, se va.
La enseñanza de estos alumnos se basa en el método del caso que cuenta, esto es algo que ocurrió en una empresa de verdad y que incentiva el diálogo y la práctica.
La asignatura favorita de Abadía en esta formación es dirección general porque "permite analizar todo con y sin números y tomar decisiones, y las decisiones las tienen que tomar tanto empresarios como futbolistas", porque no sólo hay hijos de empresarios. Por sus manos han pasdo actores, futbolistas y todo tipo de personalidades de distitno ámbito y cuyo puento en común sonla cantidad de ceros en la dcuenta bancaria.
Para Abadía todos los casos son llamativos,"el 99 lo hacen ellos pero en el uno por ciento igual he contribuido yo".
En estos momentos se encarga de 4 alumnos aunque la media que tiene es de 6, "incorporaré uno o dos más".
El éxito de esta programa se debe a que "formamos a la gente en lo profesional pero sobre todo en lo humano", y es que para Abadía "la parte académica se compra en un cursillo, la universidad o una academia pero la humana se inculca".
Por eso para muchos padres, este programa es la última esperanza. Cuando los padres ven que su hijo comienza aresponsabilizarse se producen escenas tan cómicas como que la madre del alumno llame al tutor para pedirle que convenza a su hijo para ordenar su habitación o dejar determinadas compañías. .
El límite ante tales casos lo pone Abadía, "yo voy a trabajar para que sea un buen tío profesional y humanamente".
Habla con mucha exquisitez de sus alumnos menos del perfil que él denomina "mandriles". "Son un ejemplo de parásitos de la sociedad que hay que eliminar y reeducar". Son jóvenes que acaban bachillerato por ls pelos, altaneros y engreidos son fáciles de reconocer porque muestran la ropa interior y van sellados de marcas de arriba abajo. Piensan que se vana comer el mundo hasta que llegan al PFI.
La propuesta aquí cambia y en lugar de una clase semanal durante un año se hace un plan diario durante cinco años. Con esta foprmaciónm Abadía pretende hacer de los "mandriles" personas "formales, que sepan trabajar, comportarse, hablar y con inglés y francés fluido".
Ante ellos, Abadía no se muerde la lengua "No aguanto al maleducado y se lo digo así tal cual" y a los padres les digo que la culpa es de ellos". El resultado aún está por ver porque la formación del primer alumno  de este tipo aún no ha finalizado aunque el autor de "Escuela para millonarios asegura que "está siendo mucho más difícil y duro".
Abadía admite que él también ha aprendido mucho de sus alumnos porque "son personas con la cabeza muy bien puesta pero aún no lo saben". Estos alumnos salen felices y satisfechos y algunos repiten para aumentar conocimientos, aunque casi todos se averguenzan de haber tenido que llegar a este límite.

Leo Abadía ha trabajado un año en este libro y reconoce que le ha costado mucho "porque tenía que agarrar todo lo hecho en 23 años, con coherencia y de forma entretenida pero sin dar nombres y sin molestar a los clientes"
El objetivo es que fuera entretenido, objetivo conseguido.

Leo Abadía Jordana, natural de Zaragoza nació en 1961 y vive en Barcelona. Tiene diez hijos y su padre es el también llamado Leopoldo Abadía, escritor y economista, conocido por sus libros sobre la crisis financiera, llamada de los ninja. Es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales. Ha trabajado como consultor de las principales emrpesas españolas y lleva 23 años dedicado a la Formación Personal Individual.
En la entrevista ha sido cercano, divertido y risueño.


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